No me gustan los ocasos.
lunes, 30 de enero de 2012
No me gustan los ocasos
No me gustan los ocasos.
jueves, 19 de enero de 2012
Querer es realmente... poder?
Me doy cuenta que quiero muchas cosas. Quiero viajar por todo el mundo, quiero tener un recinto lleno de instrumentos musicales, quiero bajar al gato del tejado y dormir a su lado. Quiero estar con ese ser especial, quiero... y nada más quiero.
miércoles, 18 de enero de 2012
Recuerdo
He agotado todas las existencias; todas las estanterías parecen estar vacías, y con avisos de "agotado". El disco dejó de rodar, las canciones llegaron a su final; lo triste de ello es, querer continuar, pese a saber que ya hay un punto que no se puede borrar.
sábado, 14 de enero de 2012
Carceles pasajeras
miércoles, 11 de enero de 2012
Ojalá
viernes, 6 de enero de 2012
Acontecimientos previos a un colapso de nervios
Tan sólo tardó nueve días en capturar cuanto sentir había en mí. Tres días en pronunciar cinco letras, semillas que florecieron en todos mis pensamientos. Siete obras maestras dónde mis oídos naufragaron. Miles de palabras, versos descontrolados, ojos hechizados, dulces cantos e inolvidables abrazos. Sus manos suaves por mi cabello caminaron. Sus dedos mis orejas palparon. Su cuello en mi hombro se abalanzó, en ese momento, más que en cualquier otro, sentí que el tiempo perdió su noción. Le quise tanto, más que quererlo, le extrañaba, le necesitaba, más que al agua, es que, él mis días grises pintaba. Pero igual de fácil que fue enredarme en él, hacernos invisibles también. Los días grises eran días de estrés, letras al revés, intentendibles, tristes, que me pegaban Cachetadas al interior, patadas en el estómago, y por último, una cuchillada en la yugular. Muertos vagamos, tratando de encontrar nuestras almas en tanta niebla de fantasmas, no viviendo sino matando tiempo. Con un colapso de ira casi todo clausuró, ya estaba por bajarse el telón, pero mi persistencia ganó, y quise reescribir el libreto. En un momento inesperado, y en sólo cuatro horas, todo se vino abajo, por desgracia, con la presencia del chocolate amargo, un día sin color, frío, sin soundtrack, sin nada ya qué rescatar. Con tres horas de sueño se aclaró mi pensar, todo claudicó, pero de ahí a ahora, ¿quién iba a reparar mi corazón?