lunes, 30 de enero de 2012

No me gustan los ocasos


No me gustan los ocasos.
siento que, en su transcurso, el sol se va apagando.
Aunque sea hermoso el cielo
Lleno de colores psicodélicos
Frescos, pero no duraderos...

Y, ¡es que la luna llega tan puntual!
Incluso, llega antes de que la llamen
Pero el sol siempre se va
Se va, y aún no sabe que le queda más combate.

El sol es mi padre
El sol siempre su fulgoroso amor me comparte
Me siento protegida mientras sus rayos,
Tan sublimes y hermosos me abrazan.

En la penumbra del fin del día
Me siento desprotegida
Siento que el helado viento me lastima
Las emociones tristes siempre a mi cabeza arriman
Y, yo sólo quiero darme por vencida.

La luna, traicionera
La luna no nos consuela
La luna, por más hermosa que sea
No puede ser mi compañera.

jueves, 19 de enero de 2012

Querer es realmente... poder?


Me doy cuenta que quiero muchas cosas. Quiero viajar por todo el mundo, quiero tener un recinto lleno de instrumentos musicales, quiero bajar al gato del tejado y dormir a su lado. Quiero estar con ese ser especial, quiero... y nada más quiero.

Pero realmente querer, no siempre significa poder, no siempre las cosas están a mi alcance, no siempre los sueños son perseguibles, no siempre la vida anda contigo. No es justo, ni bueno, pero es cierto. Y creo que con eso es con lo que siempre he vivido. Bueno, casi.

miércoles, 18 de enero de 2012

Recuerdo


He agotado todas las existencias; todas las estanterías parecen estar vacías, y con avisos de "agotado". El disco dejó de rodar, las canciones llegaron a su final; lo triste de ello es, querer continuar, pese a saber que ya hay un punto que no se puede borrar.

Lo que sí conservo en mi caja de ambigüedades, y antigüedades, son recuerdos; de todos los colores, olores y sabores. Recuerdos artesanos; recuerdos magos; recuerdos que no parecen recuerdos. Recuerdos nostálgicos; recuerdos que arden; recuerdos que renacen; recuerdos muertos; recuerdos añejos.

Tanta carga de recuerdos, terminará por destruir este baúl, su espacio ya se hará limitado para ser ocupado por tantos malgastos. Pero, aunque la contrariedad me lleve de la mano, admitir debo, que estos grandes aliados han sido los cirujanos de más importante órgano; pero también, los cuchilleros, pandilleros, atracadores y ladrones de miles de lágrimas y testigos de ausencias que no regresan.

sábado, 14 de enero de 2012

Carceles pasajeras


... Y aquí viene de nuevo. Torbellino, tsunami, borrasca... ¡TEMPESTAD!
Cárceles con barrotes que hablan, fuertes cual acero y con una combinación de seguridad indescifrable. Pensamientos que se tatúan, que hieren, que torturan. Aves que tienen en las alas fracturas.

miércoles, 11 de enero de 2012

Ojalá

Ambiguedad sería la palabra que caracterizaría mi vida entera. Vivo en tornados de cambios, Huracanes de semblantes, y ciclones de decepciones.
Y es que, exceptuando todo lo anterior, él logra evadir todo el temor. Sin siquiera pronunciar una letra, logra acceder a mi cabeza por horas enteras.
Yo a veces creo que él se confabuló con la adrenalina, que ésta se hizo su amiga, para que siempre que lo viera, en mí se ilustrara una instintiva sonrisa.
Y lo entiendo si a hablarme no se atreva, en ocasiones soy grosera, eructo como cerda, me rio y ahuyento al viento, puedo ser terca, cabeza hueca.
Olvido lo que me recuerdan, recuerdo lo que tengo que olvidar, así es siempre, sólo si alguien se lo atreve a cambiar.

viernes, 6 de enero de 2012

Acontecimientos previos a un colapso de nervios

Tan sólo tardó nueve días en capturar cuanto sentir había en mí. Tres días en pronunciar cinco letras, semillas que florecieron en todos mis pensamientos. Siete obras maestras dónde mis oídos naufragaron. Miles de palabras, versos descontrolados, ojos hechizados, dulces cantos e inolvidables abrazos. Sus manos suaves por mi cabello caminaron. Sus dedos mis orejas palparon. Su cuello en mi hombro se abalanzó, en ese momento, más que en cualquier otro, sentí que el tiempo perdió su noción. Le quise tanto, más que quererlo, le extrañaba, le necesitaba, más que al agua, es que, él mis días grises pintaba. Pero igual de fácil que fue enredarme en él, hacernos invisibles también. Los días grises eran días de estrés, letras al revés, intentendibles, tristes, que me pegaban Cachetadas al interior, patadas en el estómago, y por último, una cuchillada en la yugular. Muertos vagamos, tratando de encontrar nuestras almas en tanta niebla de fantasmas, no viviendo sino matando tiempo. Con un colapso de ira casi todo clausuró, ya estaba por bajarse el telón, pero mi persistencia ganó, y quise reescribir el libreto. En un momento inesperado, y en sólo cuatro horas, todo se vino abajo, por desgracia, con la presencia del chocolate amargo, un día sin color, frío, sin soundtrack, sin nada ya qué rescatar. Con tres horas de sueño se aclaró mi pensar, todo claudicó, pero de ahí a ahora, ¿quién iba a reparar mi corazón?