"Me voy"
"Mi corazón tiene que parar. Me voy para salvarme" Andrés Cepeda.
domingo, 1 de julio de 2012
Irse y volver, buen ejercicio.
"Si alguien te ama, NO LO DEJES IR, no volverá" Debería acomodarse así, bueno, en mi opinión, esta frase. No pensar en costumbrismos absurdos sobre que las mujeres no pueden demostrar un sentimiento porque ya son putas, o que hay que esperar a que, como por arte de magia, se entere y venga a uno, eso es absurdo.
miércoles, 28 de marzo de 2012
Fúmatelas hasta que más no puedas
Ya que eres tan buen fumador, te pido un favor. Con toda la intención, fúmate esas letras que no sé si ya recuerdas. Fúmate las esquelas que nunca fueron ciertas, fúmate las ecenas del drama que construimos a duras penas. ¡Fúmate todo! Y después tendrás en tus débiles pulmones un gran hoyo, negro y asqueroso. Porque sé que nunca podrás tragarte ni digerir mis recuerdos del todo, porque siempre tendrás algo que no se podrá ir de tu rostro, o de esos escambrosos territorios.
martes, 27 de marzo de 2012
Aguamarina es la vida que se respira dentro de tus pupilas. Pupilas cobrizas que abren los corales de tu fauna marina. Corales donde encuentro peces de colores, y pulpos que se esconden. Fauna marina que describe el carácter de tu personalidad ambigua.
lunes, 12 de marzo de 2012
Quereres
Y me quise embriagar en el mar de champagne que escondían tus pupilas, pero nunca pude hacerlas mías. Entonces la tinta de mis ojos empezó a derramarse, dejando ni una gota, lo único que dejó fue sangre. Cuando te diste cuenta, corriste a aliviarme los calambres; yo, sin un ápice de fortaleza, dejé que amasaras cada una de mis piernas. Te fuiste sin despedirte, y yo desperté sin tu olor de vainilla sublime. Pero supe que huiste, pues no acostumbras a madrugar en días sabatinos, y tampoco, a no decirme cosas al oído.
Pero cuando el sol estaba en su auge, recibí una llamada inesperada: eras tú, relatándome la historia de la cual yo aún, no me daba por enterada. Me narraste que mientras mi dolor aliviabas, mientras me apaciguabas, y me cantabas varias sonatas, sentías que no debías besar nada. Tu boca la implementaste para cantarme todos los versos restantes, los que no lograste recitarme aquella tarde.
Yo, por mi parte, colgué antes de que pudieras cuenta darte. Sentí que debía ir a buscarte, luego encontrarte, y por último, cobrarte todos esos besos que esa noche no logré darte. Llegué un poco tarde, y estaba tu jornada a terminarse. Dentro de tu oficina no había nadie, entonces salí a la calle, llovía y la brisa más cobarde me hacía. Pero por alguna coincidencia, o extraña certeza, paré en un café, me senté en la mesa más lejana al cabaret, y divisé tus risos de miel. Toqué tu hombro, mientras un saxofonista tocaba bien a fondo, volteaste tu rostro, y tu seño se frunció un poco. Sólo te pedí que te calmaras, que cerraras los ojos, y que al compás del saxo, me besaras hasta que la respiración del músico, se agotara.
domingo, 4 de marzo de 2012
La noche
Había una vez una noche
miércoles, 29 de febrero de 2012
Limpieza
lunes, 6 de febrero de 2012
Urbanidad y monotonía, dos grandes amigas.
Urbanidad y monotonía