miércoles, 29 de febrero de 2012

Limpieza

En un viaje sobre ruedas. Sobre un cilindraje de 125 cm3, iba yo, con la vértebra atlas en lo alto, observando, y detallando, las nubes que tanto amo. Algunas eran color paz, otras, como, aún lo dice mi querido amigo Caicedito, mi urbano mágico, "Que rabia , tenemos luna llena pero no la dejan ver las nubes traicioneras". Y hasta razón tiene, ¡ah! Y sí, muchas nubes, un cocktail de ellas.

Lo que pude notar, es que necesitan una urgente limpieza, hay que limpiarlas bien, para que así el sol, entre ellas, pueda volver a nacer. Es necesario hacerlo con prudencia, o sino todas, hasta las paz, se irán de reversa. Para ello, tanta polución basta, también las noches frías son hartas y no sirven para nada. Necesitamos mucho más algodón, leche y un cepillo de dientes, para así, con el agua de por debajo de los puentes, el que queda por el lugar mágico de al frente, podamos darle una buena lavada a esta gran pantalla.



lunes, 6 de febrero de 2012

Urbanidad y monotonía, dos grandes amigas.


Urbanidad y monotonía
Se apoderan de nuestras vidas.

Monotonía en la alegría
Monotonía hasta en las cosas ambiguas.
Monotonía en ese cigarrillo que se volvió colilla
Monotonía en las largas llamadas de todos los días.

Monotonía en ese gato que rara vez maullaba
Monotonía en tu desnudez
Monotonía de la cabeza a los pies.

Urbanidad en la sensualidad
que adquirías a ese cigarrillo fumar
Urbanidad al verte llorar
Tanta urbanidad
Que podía ver carritos en tus pechos caminar.

jueves, 2 de febrero de 2012

Regreso

Está en curso la cuenta regresiva, la gran expectativa, volverá.

Estos días han sido difíciles, su compañía era para mí vitalicia. Pasaban los días y nada que aparecía; yo me preocupaba, pero sólo a esperar estaba dedicada. Armé en mi mente una historia, sobre una mentira, sobre una partida sin regreso, pero al parecer nada fue verdad de eso. Pero sí, volverá, y será como siempre, así de mágico, así de hermoso.
Los pasillos cercanos a su espacio me recordaban su peculiar matutino abrazo. Las puertas de madera, grandes y bellas, todo el tiempo permanecían abiertas; suponiendo que saben, él regresa. Y yo, cada vez que mis pasos acercaba, la sonrisa, esa misma sonrisa, siempre era precisa. Y negar tampoco puedo, que sin él la poesía de sentido carecía, es un alma que genera en mí, vida.
Se aproxima, y comienza la cuenta regresiva; ahora sólo necesito que mi amigo reloj venga y corra, para que él esté de nuevo. Por ahora estaré sola, pero esperaré con ansias esa nueva aurora.