Había una vez una noche
Una noche tenue
Una noche sin colores
Una noche prudente
Una noche sin voces
Una noche donde sólo e oían nuestras respiraciones.
Una noche sin luces
Una noche, con la sutil compañía
De los frondosos abedules.
Llena de niebla
Y con nosotros acuestas.
Una noche con el rocío
Que las rosas fabricaban
Para su florecimiento matutino
Teniendo al sol de testigo.
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